a través del tiempo la muerte se ha visto como algo malo , horrible y de algún modo nos damos cuenta que para lagunas personas la muerte es algo hermoso o diferente.

–Octavio Paz en El Laberinto de la soledad
Si hay algo que inquieta a todo ser humano, aunque éste se niegue a aceptarlo, es lo que sucede cuando dejamos de respirar, pensar, sentir. Cuando nuestros órganos vitales dejan de funcionar y ya no hay actividad cerebral. La muerte es lo único certero que tenemos.
Nacimos para morir. Cada instante que pasa y cada respiro que tomamos nos acerca a la muerte. Cómo moriremos y cuándo será son preguntas fáciles de hacer pero imposibles de responder. ¿Tendrá relación con lo que Octavio Paz escribió? ¿Será que nosotros nos buscamos nuestro fin? Cada paso que tomamos en vida nos lleva a un camino que nos acerca a la muerte. Nosotros elegimos la vereda al inminente fin o inicio; depende cómo queramos verlo.
La muerte se ve de manera distinta dependiendo de la cultura. Hay quienes afirman que no le temen, y cuando se llega a la vejez la anhelan y la reciben con una sonrisa. Pero, ¿qué pasa después de morir o qué significa la muerte? Estas preguntas intrigan a filósofos, quienes han debatido sobre todo el significado de la vida y la muerte. Pues como dijo Séneca, nada es tan cierto como la muerte; y San Agustín “todo es incierto; sólo la muerte es cierta”.
El filósofo alemán Martin Heidegger definió en Ser y tiempo la muerte como algo que se presenta en el ahora de la vida del hombre. Para este filósofo lo más recomendable es que los seres humanos acepten con conciencia y libertad el camino hacia el final porque al morir el hombre “se asegura del supremo poderío de su libertad cierta y temerosa para morir”. Entonces al morir el hombre acepta su realización. El hombre “se asegura del supremo poderío de su libertad cierta y temerosa para morir” en la muerte.
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